La breve, aunque intensa historia
de la Revolución
de la Tecnología
de la Información
ha sido contada tantas veces en años recientes que se hace innecesario proveer
al lector con otra reseña detallada. Además, dada la rapidez de su paso,
cualquier relato de este tipo sería instantáneamente obsoleto, tanto que entre
la escritura de este libro y su lectura (digamos, 18 meses), los microchips
habrán duplicado su rendimiento por un precio dado, de acuerdo con la bien
conocida "ley de Moore". Sin embargo, encuentro analíticamente útil
recordar los ejes principales de la transformación tecnológica en la
generación/ procesamiento/ transmisión de información, y situarlos en la
secuencia que fue llevando hacia la formación de un nuevo paradigma
socio-técnico. Este breve resumen me permitió, mas adelante, saltar las
referencias sobre rasgos tecnológicos cuando discutía su interacción específica
con la economía, la cultura y la sociedad a través del itinerario intelectual
de este libro, excepto cuando se requieren nuevos elementos de información.
Fue la máquina eléctrica que hizo posible e indujo la organización a gran escala del trabajo en la fábrica industrial. Como R. J. Forbes escribió (en 1958):Los historiadores han mostrado que hubo por lo menos dos Revoluciones Industriales: la primera comenzó en el último tercio del siglo dieciocho, caracterizada por nuevas tecnologías como la máquina a vapor, la máquina de hilar, el proceso Cor en metalúrgica, y más amplia mente, el reemplazo de las herramientas manuales por máquinas; la segunda, unos 100 años después, se caracterizó por el desarrollo de la electricidad, el motor de combustión interna, los químicos producidos por la ciencia, la efectiva fundición de acero, y el comienzo de las tecnologías de la comunicación, con la difusión del telégrafo y la invención del teléfono. Entre las dos hubo continuidades fundamentales, así como algunas diferencias críticas, siendo la principal de ellas la importancia decisiva del conocimiento científico para sostener y guiar el desarrollo tecnológico después de 1850.
Es precisamente por sus diferencias
que los aspectos que tienen ambas en común pueden ofrecer importantes
reflexiones en la comprensión de la lógica de las revoluciones tecnológicas.
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